Una chica destrozada
Entró triste a su piso
Porque no se siente amada
Y no prueba ese licor exquisito
Se sienta en el sofá consternada
Con un cubo de serenidad helada
Tratando de encontrar en el
cacao
Algún sabor a una vida de
desesperanza
Pero el dulzor no quita
amargura
Y ella siente tormentas en el
alma
Y entre lágrimas clama en
silencio
Por un remanso de calma
Y ella, que es artista
desde siempre
Con un pincel y el
cubo de choco-leche
Ante el lienzo se
planta dolida
Y pinta una figura
oscura y endulzada
Y una vez
acabada, la mira acongojada
Pues su
hermosura y dulzor inalcanzables
Son un redaño
de sueños que anhela
Pero que
escapan siempre de sus hambres
Y con una
garra que le presiona el corazón
Posa un
lagrimoso beso en la silueta
Y la
silueta de brochazos de chocolate
Cual
dulce Lázaro revive de forma escueta
Ella hacia atrás cae, asustada, mirando su creación
Que se asoma del lienzo y entra desnudo en su salón
¡Qué belleza aporta su cuerpo desnudo y moreno
Al altar de soledad donde ella tristezas pintó!
Tiene los labios gruesos, las manos grandes y anchas
Los ojos almendrados, la nariz chata
Y su cuerpo es de fibras de cacao y obsidiana
Y ella con pudor en sus líneas queda hipnotizada
Él separa sus gajos de rosa y cacao de pureza
Y le pregunta su nombre con total entereza
Y ella, titubeante, embargada de su belleza
Le contesta y le pregunta por su nombre, viceversa
Él le replica que no necesita identidad
Más allá de su intención de llevarle felicidad
Y con su inocencia, le sonríe ampliamente
Y dulce y sereno, la invita a cenar
Así pues ellos van juntos a un restaurante
Y siente el placer de la envidia de otras
Al verle compartir la compañía agradable
De ese bello y misterioso acompañante
Luego la lleva a pasear por la urbe
Y le enseña cosas que ella nunca pensó
Y ella siente a ritmo acelerado en sus venas
Cómo se monta en un tren descarriado de amor
Llegaron al salón del piso dónde él nació
Y encuentran por primera vez sus labios con ardor
Su
sabor de chocolate parece aún más intenso
Cuando su
mano azucarada la acaricia con amor
Lo desnuda
con manos ansiosas
Y lo adora
en cada línea de su estampa
El le besa
cada centímetro de piel
Y con pasión
a la cama la lanza
Se enredan sus
cuerpos de cacao y de melaza
Y sus brazos se
mezclan en una sensual danza
Sobre las mantas
se aman y se abrazan
Pero poco sabría
ella como aquellos besos acabaran
Pues en su
obnubilación no se cerciora
De cómo el cuerpo
de él se ablanda
Con el calor de sus
cuerpos y sus ósculos
Y como su materia se
deshace en las mantas
Y sólo cuando él es
una mancha oscura
Con medio cuerpo de
relieve sobre su cama
Ella trata de salvarlo
con grandes lágrimas
Pero él con su trémulo
cuerpo la abraza
Obligándola a acabar con
su vida
A base de amores, pasiones y
locura
Hasta que vuelve a ser
silueta en tela
Que la chica, llorosa,
acaricia con ternura
Se tumba, desnuda y marfileña
A yacer con el amor que apenas
probó
Y se rompe a pensar que fue ella
Quien lo hizo vivir y quien lo
mató…