¿De qué me sirve mi alma
si no la veo ni la toco?
¿Si a menudo siento
Que ni la conozco?
¿De qué me sirven valores, morales,
Que cambian como vientos marinos
Y que llevan mi espíritu
Por los más arduos caminos?
Sintiendo a veces que no soy yo
Atrapada en una cárcel de hueso
Sino que entre mi carne y mi sangre
Hay un intruso avieso
Con lo bien que estaría yo
Sin morales, sin dilemas
Con lo libre que sería
Mi cabeza de esos temas
Pero aquí está la bifurcación
De libres albedríos y esclava ensoñación
Y se tumba cada noche
Llenando cada centímetro libre de mi colchón
Bajo las sábanas, adustas mentiras
Que se desnudan en sueños y quedan vistas
Que bailan con desparpajo con finas plumas
Porque a la mañana seré yo la que me encuentre desnuda
Me canso; me canso de esto ya
Y pienso alquilar la piel a horas
Que en este país de viejas
Se ve bien vivir de rentas.