sábado, 15 de febrero de 2014

Valentín

Te puedo querer todos los días del año
Menos el catorce de febrero.
Ese día no te quiero.

Ese día las rosas rojas me saben a sangre
A mentira. A ilusión.
(Si se me permite el neologismo, a postureo)

Ese día me saben los besos a mentira
A obra de teatro, a espectáculo, a función.
No me besas a mí, sino a una ficción.

Ese día la gente está demasiado ocupada
Pensando en un detalle romántico
Sin importarles que el resto del tiempo es gris

Es una mentira sencilla, amar a medias todos los días
Pero el catorce de febrero disfrazarse de dama y caballero
Para mentir en San Valentín.

No me pidas que te quiera el catorce de febrero.
Ese día no te quiero. No quiero a nadie.
Odio San Valentín.

Porque ese día nuestra ternura de miel natural
Se convierte en el azúcar refinado de la bollería industrial
Y a mí esos conservantes me dan arcadas.

No hay un romance sincero en el día de marras.

No te voy a pedir que seas mi Valentín
No me sirve que seas otro, que te cambies el nombre
Que seas otro hombre, que cambies entero
Es catorce de febrero, eres mi Valentín, pero no te quiero.

Te quise ayer, con locura, con pasión
Quedándome hasta las tantas escribiendo poesía
Pero no me pidas que participe en esta mentira.

Hoy eres mi Valentín y no siento escalofríos.

Mañana el simple roce de tu piel me hará morir
Me levantaré pensando solamente en ti
Y en morderte la piel, en sentirte dentro de mí.

Pero hoy imposible, porque es San Valentín.

Lo siento, amor, pero me niego
No voy a amarte igual los catorces de febrero
Pídeme que me quite la piel por ti
Cualquier martes trece

Sin vacilar lo haría sólo por hacerte reír
Pero no te plantes en mi puerta con la tuna y rosas rojas
Y bombones de licor que me amarguen el festín.
Lo siento, amor, pero no:

no seré tu Valentín.