domingo, 4 de noviembre de 2012

El olmo da peras.

Nací una mañana de enero
Tempranera era yo
Que tenía ganas de ver el mundo
Tenía ganas de conocer el sol

Crecí de forma lenta
Que a mi figura alta y fuerte
No le acompañó la tristeza
Siempre tuve de mi lado la suerte

Y después, en épocas
De transición del alma
Conocí el horror y el desespero
Y la soledad, desconocí la calma

Y los breves remansos que tuve
En mi interminable zozobra
No me llevaban a orillas dulces
Me llevaban a mordiscos de cobra

Y el veneno poco a poco
Me dejó vampirizada
Pálida, ojerosa y nocturna
Y tan desesperada...

Y a mi lado trajo el mundo
Para aliviar mi ansiedad
Ninfas y elfos creativos
Que compartían mi mal

Que en la ciudad no crece el bosque
Y en nuestro corazón sembraron pena
Y en nuestras tertulias de cafetería
Huíamos de nuestra guerra interna

Pero éramos veneno, aunque no siempre lo fuimos
Queríamos ser bomba y sólo fuimos el racimo
Y la podredumbre mancilló lo más íntimo de nosotros
A la orilla del mar buscábamos un mañana más humano

Pero los días pasaban, en un alarde de rutina
Reconstruía mi vida, pero el corazón seguía en ruinas
Soñaba con conocer a algún corazón puro
Pero de eso no quedaba ni en mi mundo ni en ninguno

Y todas las noches, le susurraba a la noche deudora
"Me debes un beso por cada vez que mi alma llora
Me debes un amigo por cada soledad opresora
Me debes estas mieles que me has quitado de la boca"

Y así me deshice, una vez más, de mi piel de sierpe
Dispuesta a dejarlo todo atrás como hago siempre
Por la mísera esperanza de encontrarlo algún día
De no ser loba solitaria, de encontrar mi jauría

Y cuando ya pensaba que mi deuda no se saldaría
Que aquello que salí a buscar ya jamás lo encontraría
Te veo a ti, con la nitidez con la que nunca vislumbré a nadie
Y veo que mi jauría empezó con ese alguien

Es increíble el poder que tenerle cerca tiene
Ver sus andares saltarines y mi alma salta a su vez
Nunca sentí unos labios más dulces, más alegres
Nunca vi una sonrisa como la que esboza su tez

Nunca comprendí con tanta certeza mi legado
Que es la huella que juntos hemos dejado
Porque nuestros pasos van juntos desde entonces
La madrugada del nueve de octubre de dos mil once

Que casi por casualidad, con la cadencia de una ola
Llega a mí su alma clara y su caricia seductora
Me lleva a los sueños más alegres, más livianos
Y a los horizontes más honestos, más humanos

Él me ha enseñado la calma, me ha enseñado el sosiego
Ha podado mis angustias, y ha abonado mis sueños
Ha endulzado mis mañanas, ha destruido mis miedos
Se ha convertido en mi refugio sin apenas pretenderlo

Quiero soñar que me despierto a su lado
Que me llame marmota con esa sonrisa en los labios
Dándole a la realidad un mañana más humano
Pintándolo con las caricias de sus preciosas manos

Cada vez que lo miro, que le siento
Que le oigo hablar, que le entiendo
Que le abrazo y le despierto
Y oigo su latir perezoso y lento

Me doy cuenta de que eso buscaba
Que nada fue en vano porque existe
Que él es mi bosque para crecer más pura
Que él es la única cadena que me hará ser libre

¡Existe! Y gracias a Dios que existe
Que era la persona idónea
O tal vez la única que podía
Pintar de colores un mundo tan gris y triste

Tú le das sentido a las búsquedas y a las esperas
Contigo quedan validadas las traiciones y las penas
Porque ahora sólo me das lo imposible con tu dulzura risueña
Me das paz y me das amor; contigo el olmo da hasta peras.

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