Te puedo querer todos los días del año
Menos el catorce de febrero.
Ese día no te quiero.
Ese día las rosas rojas me saben a
sangre
A mentira. A ilusión.
(Si se me permite el neologismo, a
postureo)
Ese día me saben los besos a mentira
A obra de teatro, a espectáculo, a
función.
No me besas a mí, sino a una ficción.
Ese día la gente está demasiado
ocupada
Pensando en un detalle romántico
Sin importarles que el resto del tiempo
es gris
Es una mentira sencilla, amar a medias
todos los días
Pero el catorce de febrero disfrazarse
de dama y caballero
Para mentir en San Valentín.
No me pidas que te quiera el catorce de
febrero.
Ese día no te quiero. No quiero a
nadie.
Odio San Valentín.
Porque ese día nuestra ternura de miel
natural
Se convierte en el azúcar refinado de
la bollería industrial
Y a mí esos conservantes me dan
arcadas.
No hay un romance sincero en el día de
marras.
No te voy a pedir que seas mi Valentín
No me sirve que seas otro, que te
cambies el nombre
Que seas otro hombre, que cambies entero
Es catorce de febrero, eres mi
Valentín, pero no te quiero.
Te quise ayer, con locura, con pasión
Quedándome hasta las tantas
escribiendo poesía
Pero no me pidas que participe en esta
mentira.
Hoy eres mi Valentín y no siento
escalofríos.
Mañana el simple roce de tu piel me
hará morir
Me levantaré pensando solamente en ti
Y en morderte la piel, en sentirte
dentro de mí.
Pero hoy imposible, porque es San
Valentín.
Lo siento, amor, pero me niego
No voy a amarte igual los catorces de
febrero
Pídeme que me quite la piel por ti
Cualquier martes trece
Sin vacilar lo haría sólo por hacerte
reír
Pero no te plantes en mi puerta con la
tuna y rosas rojas
Y bombones de licor que me amarguen el
festín.
Lo siento, amor, pero no:
no seré tu Valentín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario