Creció entre hierbajos casuales
Enverdecido brote de la suerte
Y con su susurro de esmeralda
Alejó de mí el hedor a muerte
En la ciudad de los puentes hallé
Conversación literaria
Gente nueva e inteligente
Y una calor temeraria
Mis pies se comían kilómetros
El perro de Picasso me mira
Y el reloj podría haberse muerto
Pero esta vez de alegría
Y cuando la mirada errante
Se posó milagrosa sobre el trébol
Me pareció que la plantita
Enrojecía de placentero arrebol
Y cuando el transporte se comió
Mi presencia entre montañas
Pareció dejar atrás
Pesadumbres y migrañas
Y ahora que el Poeta guarda en sí
El pequeño trébol tímido
No aparece en mi presente
Nada digno de ser temido…
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